Hay muchas gentes que son siempre forasteras en su propio País porque nunca se aplicaron a conocerlo.
— Jovellanos
Historia de San Cucufate de Llanera
Deseando contribuir a que en nuestro caso no sea así, en lo que sigue se hace un resumen del amplio y detallado estudio que con motivo de la reforma desarrollada durante 2009-2010 en la Iglesia de San Cucao, realizó D. Ramón Rodríguez Álvarez sobre las vicisitudes de nuestra Parroquia. (RODRÍGUEZ ÁLVAREZ, Ramón. La Parroquia de San Cucao de Llanera. Tradición y Futuro. Oviedo, Ediciones Trea, S.L., 2010)Dado que dicho trabajo está publicado, a él remitimos a cuantos deseen profundizar en otros múltiples detalles sobre la Historia de nuestra entorno, que en esta web –por razones de espacio- no nos es posible incluir.Agradecemos al citado autor las facilidades dadas para ofrecer aquí estas notas sobre nuestro Pueblo.Septiembre de 2015La Junta Gestora de la AsociaciónNOTA: LAS FOTOS QUE SE INSERTAN (de Chema Martínez, excepto una que se indica expresamente) HAN SIDO INTERCALADAS EN EL TEXTO CON LA UNICA FINALIDAD DE HACER MÁS AMENO LA LECTURA DEL MISMO, SIN QUE ESTÉN RELACIONADAS CON EL PÁRRAFO JUNTO AL QUE APARECEN; SE HA PROCURADO OFRECER UNA MUESTRA GRÁFICA DE LA RIQUEZA PAISAJÍSTICA, MONUMENTAL Y PATRIMONIAL DISEMINADA POR TODOS LOS PUEBLOS DE LA PARROQUIA .“NOTAS GEOGRÁFICAS E HISTÓRICASGeografía
Sabuñera-El NoraSan Cucao es una de las once parroquias que forman el concejo de Llanera. Ocupa una parte importante del mismo, 13,02 km2, y la población, según el nomenclátor oficial, se asienta en varios lugares, aldeas o núcleos, a saber, Agüera, Baúro, Cañe, Guyame, Piñera, San Cucao, Tuernes el Grande, Tuernes el Pequeño y Villanueva. En el citado nomenclátor se incluye Cañe, con dos casas y una casona solariega, y se excluyen, no se sabe por qué razón, otros dos lugares conocidos de antiguo, Saguñera, más cercana a San Cucao, con tres casas, y Mazurén, más próxima a Agüera, con otras tres, en ambos casos en el extremo sur del concejo, y en las riberas del Nora, que separa la parroquia del municipio de Oviedo.BaúroEl citado Nora es el río más caudaloso de Llanera y, por tanto, de San Cucao, y a él vierten aguas los dos arroyos más conocidos que atraviesan el territorio parroquial, el río Tuernes o Eros, y el Gafares. El terreno es suavemente ondulado y destacan solamente unas modestas elevaciones sobre Baúro, Piñera y Cañe, así como La Cogolla, en San Cucao, en el camino a Saguñera y Mazurén.El paisaje de la parroquia, eminentemente rural hasta no hace tantos años, ha cambiado de manera radical en los últimos tiempos. Desgraciadamente, han desaparecido muchas casas de estilo tradicional, así como hórreos y paneras. Hoy, la parroquia es una apreciada zona residencial, especialmente San Cucao, en donde han establecido su vivienda principal muchas personas procedentes de otras zonas de Asturias, singularmente de Oviedo.MazurénNotas históricasAntigüedad y Edad MediaSarcófago Familia Valdés en la Iglesia de San CucaoLa Cuevona del Nora en TuernesLa parroquia de San Cucao se encuentra en una zona intensamente romanizada, poblada desde los tiempos prehistóricos, en un territorio articulado, en la época en que Roma dominaba lo que hoy es España, en torno a Lucus Asturum, una de las tres civitates (ciudades) del dominio astur.La primera referencia documental a San Cucao es muy antigua. Se trata de una mención al “monasterium Sancti Cucufatis”, del año 921, inserta en un documento, al que nos referiremos más adelante, que forma parte del Liber Testamentorum (Libro delos Testamentos), conservado en la Catedral de Oviedo. Poco a poco, en la documentación medieval de la Catedral o del Monasterio de San Vicente aparecen, cada vez con más frecuencia, referencias a los distintos pueblos que integran actualmente la parroquia.Capilla del Diablo-GuyameEl origen de estos pueblos, como ocurre en el resto de Asturias, y, por lo común, en el mundo que perteneció al Imperio de Roma, hay que buscarlo en las villas romanas. Estas villas eran, por lo general, unidades agropecuarias propiedad de ricos terratenientes. Además de sus dueños, dentro de su recinto, vivían en régimen de esclavitud, primero, y de servidumbre, más tarde, diferentes familias que eran las responsables de las explotaciones agrícolas y ganaderas. Con el avance e implantación del cristianismo, esas duras condiciones de vida se dulcifican, hasta desaparecer, y en esas villas se instalan las primeras iglesias y monasterios como el más arriba citado de San Cucufate.Texu junto a Capilla VillanuevaMolinos de GuyameGuyame es el primer lugar de la actual parroquia del que tenemos mención, después de San Cucufate. En testamento otorgado el 15 de julio de 1079, Martín Bermúdez y su esposa Enderquina García donan a la Iglesia de Oviedo (es decir, a la Catedral) su villa de Guyame, que habían comprado y repoblado con hombres y mujeres procedentes de Felguerinas, en Salas. En este testamento ya se habla de molinos en el río Nora. Otro documento del año siguiente, es decir, 1080, del 9 de julio concretamente, nos hace saber que los hermanos García, Adegani, Gogina y Adosinda Suárez donan al Monasterio de San Vicente de Oviedo la mitad de una villa que tenían en Guyame, en cumplimiento de la última voluntad de su madre. Esta donación es de gran interés, pues en ella aparecen nombres de pueblos y accidentes geográficos que aún perviven, entre ellos Baúro y Villanueva. Dice, en la parte que nos interesa, así: “…damus adque concedimus pro anima sua uel sepultura a cenouio Sancti Uincenti uilla nominata Boliamine, medietatem in ea, per locis et terminis suis antiquis, id est: per termino Merenia, et per termino de Andouo, et per termino de Seneria Alkemani, et per termino de Seueris, et per termino de Uaorio, et per termino de Uillanoua, et per ribulo Kauallare usque in flumine Naura…” (“damos [los hermanos citados] y concedemos en sufragio de su alma [de su madre] y para su sepultura en el monasterio de San Vicente la mitad de la villa llamada Guyame, según sus linderos antiguos, a saber: Merenia (alto del Merón), Andouo (¿Andorcio?), Seneria Alkemani (Sierra Camán), Seueris (Severies), Uaorio (Baúro), Uillanoua (Villanueva) y el arroyo Kavallare [¿Gafares?] hasta el río Naura (Nora)”.Palomar en La PiniellaOtro importante documento conservado en la Catedral de Oviedo, que lleva como fecha 24 de febrero de 1161 recoge la donación que la reina doña Urraca, la asturiana, hija de Alfonso VII el Emperador, hace a la Catedral de Oviedo de la iglesia de Santa María de Villanueva y del pueblo del mismo nombre. Dice así: “….Dono et in territorio Planera ecclesiam Sancte Marie de Uillanoua et ipsam Uillam nouam cum hereditatibus et familiis…” (“También cedo, en el territorio de Llanera, la iglesia de Santa María de Villanueva, y la misma Villanueva, con sus heredades y familias”). En este mismo documento aparecen citados Uaorio (Baúro) y Toranes (Tuernes) y varias familias que vivían allí, junto con otros lugares como Ferrones (Ferroñes) o Braneas (Brañes), formando todos ellos parte de un dominio, cuyo centro era Villanueva.Casa de Tartiere en San CucaoEn documentos medievales posteriores, conservados tanto en la Catedral de Oviedo como en el Monasterio de San Vicente, son cada vez más abundantes las referencias a los diversos pueblos de la parroquia. Se trata, por lo general, de documentos de compraventa de bienes inmuebles y raíces, que nos hablan de la gran fragmentación de la propiedad, lo que nos indica que tanto en terrenos del actual San Cucao, como en el resto de Llanera, había no pocos pequeños propietarios de bienes raíces. Con todo, la mayoría de los habitantes del concejo eran campesinos que trabajaban, como colonos, tierras en su mayor parte propiedad de los reyes, primero, y de la Catedral de Oviedo o del Monasterio de San Vicente, después. En cualquier caso, el territorio de Llanera quedó sometido a la autoridad episcopal ovetense, después de que en 1112 la reina doña Urraca, donase el concejo al obispo de Oviedo. Este ejercía su poder a través de un encomendero, y de esta modalidad de gobierno surgió el célebre conflicto de los perxuraos o enconxuraos, al que más adelante nos referiremos.Casa Pericón-TuernesDe los pequeños propietarios a los que acabamos de aludir, surgen los milites o caballeros, que formaban la pequeña nobleza y entre ellos destacará la familia Valdés, que junto a los Solís de Corvera, con los que estaba emparentada, formarán parte del grupo de los linajes con más poder de la Asturias medieval. Con origen en el occidente de Asturias, fue Menén Suárez de Valdés el primer miembro de este apellido que, como consta documentalmente, vivió en el concejo. Él compartía en 1294 con Rodrigo Álvarez de Solís la encomienda de Llanera, es decir, ejercían ambos el gobierno del concejo en nombre del obispo de Oviedo. Los Valdés formaban la familia más poderosa de Llanera, con un importante patrimonio de bienes raíces en el concejo y fuera de él, a la vez que ostentaban cargos de confianza de la casa real de Castilla. El personaje más relevante de este linaje fue Diego Menéndez de Valdés, quien en 1393 construyó una nueva torre en el lugar de El Pico, cerca del solar primitivo llamado La Viña, por autorización de Enrique III confirmada por Juan II en 1412. Aunque muy modificada, está aún en pie, adornada con las armas de la familia.Edades Moderna y Contemporánea.Casa Josenón en PiñeraEl 20 de febrero de 1581, Llanera deja de depender de la autoridad episcopal y pasa a estar bajo la directa jurisdicción real. Inmediatamente después, la ciudad de Oviedo compra el antiguo territorio de obispalía, con lo que Llanera, con fecha 10 de abril de 1581, inicia su dependencia de la ciudad, que durará hasta mediados del siglo XIX, cuando el concejo se independiza totalmente de Oviedo.Aunque Posada era la capital desde los tiempos medievales, San Cucao era otro lugar importante en la administración municipal. Allí se custodiaba el arca de los padrones, en la citada torre de El Pico o de los Valdés. En esta noble casa, además, se juntaban la Justicia y los regidores del concejo para llevar a cabo distintos autos, como el nombramiento de los monteros, de los buleros -es decir, repartidores de la Bula de la Santa Cruzada-, del administrador del papel sellado, etc. Esta situación de bicefalia entre Posada y San Cucao duró hasta el siglo XIX.Casa Chintona en Tuernes el GrandeLa mayoría de la población de la parroquia tenía condición hidalga, es decir, noble, aunque casi todos sus habitantes eran campesinos sin propiedades, a saber, colonos, bien de la Catedral, bien del Monasterio de San Vicente, o de algunas familias dueñas de distintos bienes inmuebles. Como ejemplo de éstas últimas podríamos destacar los Alonso del Campo, con casa en Piñera y en otros pueblos de la parroquia, los Martínez Valdés, de San Cucao, o los Martínez Bango, de Guyame. Por encima de todos ellos destacan, sin duda, los Valdés. Aunque las ramas principales de la familia se asientan, a partir del siglo XVI, en otras partes del Principado, señaladamente en Gijón, su presencia en Llanera, y particularmente en San Cucao, sigue siendo notable. La dueña de la torre de San Cucao, María de Valdés, se casó con Diego Morán, juez ordinario y regidor de Oviedo, teniente general de León y corregidor de La Coruña y fundan un mayorazgo en 1552. Ramas secundarias de los Valdés se establecen en el siglo XVI en Arlós, en Cenizal, donde edificaron el palacio de La Mota, que permanece hoy perfectamente conservado, y en Gendín. De los Valdés de Gendín procedía Ana María de Valdés, que se casó a finales del siglo XVI con Pedro Díaz de Villanueva, escribano [notario] de Llanera, cuyo hijo Andrés Díaz de Villanueva o Andrés Díaz de Valdés, casado con María Alonso de Quirós, crea el mayorazgo de Villanueva y edifica el palacio que hoy conocemos. El biznieto de ambos, Álvaro de Valdés Quirós y Navia Osorio, renueva el mayorazgo en 1709 y 1723 y reforma el palacio familiar, dándole el aspecto que tiene actualmente, y lo adorna con las armas de los Valdés, los Bernaldo de Quirós y los Navia Osorio. El apellido de la casa en el siglo XVIII pasó a ser Inclán y las propiedades acabaron formando parte, por matrimonio, de los bienes del marqués de San Esteban del Mar de Natahoyo, en quien recayó también el título de conde de Revillagigedo, familia noble muy influyente en la política asturiana, particularmente en Llanera y en Gijón, durante la Restauración, es decir, desde la llegada al trono de España de Alfonso XII hasta la guerra civil de 1936-39.AgüeraOtro de los linajes importantes de la parroquia lo constituían los propietarios del palacio de Cañe. Esta casona estuvo habitada por diferentes ramas de los Abarca de San Cucao, de los Abarrío de Rondiella y de los Casaprim de Lugo y Ables. El miembro más conocido de estas familias fue Carlos González Abarca Valdés y Abarrío, soldado en Filipinas, general del Galeón Nuestra Señora de la Guía y presidente y gobernador de Guatemala en la primera mitad del siglo XVIII. En el siglo XIX, el personaje más relevante de la casa de Cañe fue Carlos Martínez Casaprim, diputado a Cortes en 1813, que formaba parte del llamado grupo de los persas, quienes en 1814 lucharon a favor del retorno del absolutismo de Fernando VII.En los primeros años de este siglo, fueron varios los habitantes de San Cucao que se rebelaron contra la invasión napoleónica de España. De hecho, durante la campaña de 1811, el general Bonet ordenó al capitán Bauchamps ir a Llanera para limpiar el concejo de lo que él llamaba bandas de “brigands” (bandidos o bandoleros), con el encargo especial de capturar al cura de San Cucao, “una buena pieza”, según los franceses, por el hostigamiento al que los sometía. El párroco era en aquel momento don Andrés Muñiz.Casa Alonso de Piñera-PaneraComo decíamos más atrás, la inmensa mayoría de los habitantes de la parroquia eran campesinos. Solamente unas pocas personas se dedicaban a otros oficios. Había molineros, herreros, alfareros o empleados en algunas de las minas y canteras que se explotaban en la parroquia y en otras partes del concejo, según nos informa Bernardo Alonso Ablanedo, párroco de San Cucao, quien en 1804 redacta un enjundioso escrito sobre Llanera, destinado a ser incluido en un Diccionario que planeaba publicar Martínez Marina, que no llegó a ver la luz.La desamortización de diferentes bienes eclesiásticos, llevada a cabo en distintos momentos históricos, principalmente a partir de 1835 por el gobierno presidido por Mendizábal, supuso que pasase a manos privadas una parte muy importante de los bienes inmuebles que la Iglesia tenía en Llanera, aunque este hecho se notó poco en la economía del concejo, ya que esas propiedades fueron adquiridas, mayoritariamente, por las familias más pudientes.San Cucao-EscuelaA partir de la segunda mitad del siglo XIX, algunos habitantes de la parroquia se desplazan a trabajar a otras partes del concejo, señaladamente a las minas de carbón de Santufirme, o a las fábricas que la Unión Española de Explosivos o Cerámicas Guisasola, tenían en Cayés. De esta forma, se establece en San Cucao, como en el resto del concejo, una economía mixta, es decir, algunos de sus habitantes trabajaban, por un lado, en sus explotaciones agrícolas y ganaderas y, por otro, complementaban la economía familiar con los sueldos que cobraban en las empresas citadas. Este modo de vida perduró hasta la segunda mitad del siglo XX. En la actualidad, la mayoría de los vecinos de la parroquia trabaja en el propio concejo de Llanera, o fuera de él, principalmente en la industria o en el sector servicios, sin olvidarnos de un no pequeño porcentaje de moradores en San Cucao que ejercen diferentes actividades profesionales.Casa Alonso de Piñlera-Panera-DetalleDesde el punto de vista cultural, cabe reseñar que en la segunda mitad del siglo XX, concretamente en septiembre de 1955, comienza a funcionar en San Cucao una escuela graduada, con cinco maestros, a saber, dos maestras y dos maestros, además de una parvulista, hecho tanto más destacable cuanto que en las dos parroquias principales del concejo en aquel momento, Posada, la capital, y Lugo, la más poblada, sólo tenían escuelas unitarias, es decir, con un maestro y una maestra, situación, por lo demás, absolutamente dominante en toda la Asturias rural, de la que solo se salvaban las ciudades y las villas más importantes de la región.Patrimonio históricoSan Cucao es una de las parroquias de Llanera con mayor patrimonio histórico, y cuenta con monumentos importantes desde la Edad Media hasta el siglo XX.Capilla VillanuevaEl más antiguo conservado es una humilde y entrañable iglesia románica, del siglo XII, Santa María de Villanueva, hoy capilla dedicada a la Asunción de María. Se trata de un templo de tipo rural, de nave única y cabecera recta, con dos puertas, la principal a los pies, al lado oeste, y la otra abierta al sur, ambas de medio punto y sillar, con guardapolvo e imposta lisos. La cornisa de la nave y de la cabecera es de piedra, sostenida por canecillos muy deteriorados. En el interior, la capilla mayor se cubre con bóveda de medio cañón, y las jambas, la imposta y el guardapolvo del arco de triunfo son lisos. La capilla sufrió los efectos del fuego devastador durante la Guerra Civil, aunque fue restaurada en los años cuarenta, gracias a la iniciativa de María Álvarez Suárez, de Tuernes el Pequeño, quien dedicó sus afanes durante varios años a lograr que la antigua iglesia recuperase su primitivo esplendor. Recientemente, en 2008, fue restaurada, de una manera ejemplar, por el vecino de Villanueva, César Sánchez.Torre de los ValdésDe época medieval es también la torre de los Valdés. De planta cuadrada y tres pisos, aunque modificada, su estructura es la primitiva y está asentada sobre la roca madre que aflora en el terreno. Los vanos de la última planta son los únicos originales. Son pequeños huecos geminados en forma de arco apuntado y tienen la misma disposición en todas las fachadas. También originales son las ocho saeteras de la segunda planta, a ambos lados de cada esquina. En época medieval se fechan asimismo los escudos, el de los Valdés, el más antiguo conservado de este linaje en Asturias, en el lado oeste y el mismo, repetido, junto con las armas reales de Castilla y León y de los Bernaldo de Quirós, en la fachada este. A partir de 1880, siguiendo la corriente neohistoricista de la época, se abren nuevos vanos en la torre, a la que se dota de almenas, y se adosa, asimismo, el actual edificio rectangular que la completa.Palacio de VillanuevaDe los siglos XVII-XVIII es el palacio de Villanueva, o torres nuevas de los Valdés, excelente ejemplo de construcción palaciega rural de estilo barroco. Es de planta rectangular, con una estructura en tres crujías en torno a un patio de dos pisos, y un gran salón que se extiende por todo el cuerpo del piso superior de la fachada principal, todo ello en un lamentable estado de ruina. La fachada barroca, en estilo muy depurado y de gran belleza, está formada por dos torres cuadradas de cuatro pisos, ligeramente adelantadas en planta, y un cuerpo central de dos pisos. Adosada a una de las torres y comunicada con ella está la capilla, de buen tamaño y con sacristía. En el tercer piso, entre los balcones, lucen las armas de los Valdés, de los Bernaldo de Quirós y de los Navia-Osorio.El palacio de Cañe, de finales del siglo XVIII, también en estado ruinoso, es un buen ejemplo de vivienda noble de estilo barroco rural. Se trata de una casona concebida como un bloque cúbico, con capilla adosada a la fachada principal, con planta y piso, además de buhardilla.Palacio de Cañe-CapillaLa iglesia parroquial, que descubriremos más adelante, es de una excelente fábrica barroca, con restos medievales, aunque sufrió un terrible daño durante la Guerra Civil.En la parroquia de San Cucao se concentran los mejores ejemplos de arquitectura indiana del concejo de Llanera, con edificios bien conservados, con alguna lamentable excepción. El mejor conjunto está en San Cucao, aunque hay, asimismo, buenas construcciones en Tuernes el Grande.No faltan ejemplos, algunos excepcionales, de arquitectura tradicional en diferentes pueblos de la parroquia, en forma de casas mariñanas, casas con corredor, hórreos, paneras, fuentes, molinos, fraguas o palomares, a pesar de la continua destrucción de buenas muestras de este arte secular, sin olvidarnos de singulares construcciones de tipo militar, que datan de la última guerra civil de 1936-39.SAN CUCUFATE, PATRONO DEL TEMPLO PARROQUIALCasa Vázquez en Tuernes el Grande-Cuadra-TendejónSiempre ha existido gran curiosidad entre los vecinos por saber qué razones hay para que San Cucufate sea el patrono de la parroquia. A menudo se dice que unos monjes barceloneses habrían introducido en estas tierras el culto al mártir africano. Esa teoría carece de cualquier fundamento histórico. La explicación hay que buscarla en la Cámara Santa de la Catedral de Oviedo. En la relación de reliquias hecha en el momento de abrirse el Arca Santa por el rey Alfonso VI, en 1075, aparecen citadas las correspondientes al santo, según consta en un documento conservado en la Catedral. Asimismo, en la inscripción que adorna al Arca, se hace referencia a San Cucufate. El nombre del santo también aparece en otros documentos más tardíos. En las relaciones posteriores de las reliquias ya no figuran las de San Cucufate, bien porque se perdieron, bien porque están incluidas en cajas o saquitos sin identificar, debido a los muchos avatares históricos que afectaron a la Cámara Santa. En cualquier caso, la presencia cercana a Llanera de las reliquias del santo, nos parece razón suficiente para explicar que quien fundó el templo –probablemente algún miembro de la casa real de Asturias o una persona de alguna familia importante- escogiese como patrono a un santo de prestigio, San Cucufate, de quien había restos en uno de los más relevantes relicarios de la Cristiandad.Conocemos la existencia de San Cucufate gracias al célebre poeta hispanolatino del siglo IV, Prudencio (348-c. 410). Pero todas las noticias que han llegado a nosotros proceden, en realidad, del Pasionario Hispánico, en el que se recogen las vidas de los santos españoles, y cuya primera redacción se fecha entre los siglos VI y VII.Chalet de Cuno Zapico en San CucaoPodemos admitir como ciertos algunos datos relativos a San Cucufate, a saber, su origen africano, su valor a la hora de defender sin titubeos su inquebrantable fe cristiana, la caridad ejercida por él en Barcelona y su martirio, que ocurrió en el año 305 o 306 en un lugar cercano a esta ciudad, el Castrum Octavianum, hoy denominado en honor del santo San Cugat del Vallés, donde se veneraron sus restos. En los tiempos posteriores a su muerte, su culto se circunscribía a Barcelona pero pronto su fama se extendió por toda la Península Ibérica y saltó a la Galia, a donde, según una tradición muy extendida, se trasladó su cabeza. Consta que se le rindió culto en Alsacia y en París y sus alrededores. De hecho, en una localidad cercana a la capital francesa,, en medio de un bosque, hay un pequeño lago llamado Saint Cucufat. El culto a San Cucufate se extendió también por Hispania, aunque apenas hay hoy en día topónimos o santuarios que lo atestigüen.Hórreo y Panera de Casa el ferreru de TuernesEn el Castrum Octavianum, hoy San Cugat del Vallés, se dedicó una capilla al santo por lo menos en el siglo V, donde se custodiaban sus reliquias. Ese primitivo santuario fue ampliado en el siglo VII y destruido en 717 durante la invasión musulmana. El templo fue restaurado, probablemente, ya a principios del siglo IX, siendo de nuevo arrasado durante un ataque del caudillo árabe Almanzor. A partir del siglo XI, comienza a edificarse un monasterio, siguiendo los cánones del arte románico. El convento estuvo habitado por monjes hasta 1835, cuando fue desamortizado por el gobierno de Mendizábal. Hoy es un gran monumento en el que destacan su bellísimo claustro románico y una iglesia, que data de la transición del románico al gótico, y que conserva elementos de ambos estilos arquitectónicos.LA IGLESIA PARROQUIALLa iglesia románicaCasa Ferreru -Puerta PaneraNo cabe ninguna duda de que existió un templo construido según los dictados de la arquitectura románica, probablemente en el siglo XII. De él sí tenemos una importante huella documental, aunque sea pétrea. En efecto, en el testero de la iglesia aún pueden contemplarse seis canecillos, los únicos elementos que se mantienen de la antigua fábrica medieval. Se trataba, con toda seguridad de un templo sencillo, de una sola nave y de menor longitud y altura que el actual. La factura de estos elementos parece situarlos en el románico pleno, es decir, en la segunda mitad del siglo XII.Las reformas posterioresDesgraciadamente no disponemos, al menos por ahora, de documentación suficiente que nos permita trazar una historia completa del templo parroquial. Desconocemos si en la época gótica o renacentista la iglesia sufrió alguna transformación, pero creemos que los cambios importantes no llegaron hasta el triunfo del Barroco. Es posible que entonces se añadieron capillas laterales, cuya existencia nos consta al final del siglo XVII. No obstante, la portada sur, con sencillo arco de medio punto y ejecutada en sillares bien trabajados es, probablemente, un elemento que pervive de un tiempo anterior al Barroco.Desde los últimos años de siglo XVII hay documentos que dan testimonios fidedignos de la transformación sufrida por el templo.Molín de Segundín
Aunque hubo diferentes reformas y mejoras en el XVII y XVIII, que omitimos en este resumen, sí nos referimos al libro de fábrica que no se ocupa de las capillas del templo, pero que creemos que en 1762, se ampliaron y se abrieron los arcos sobre pilastras cajeadas y los vanos correspondientes, tal como puede verse hoy día.Iglesia de San CucaoLa Guerra Civil trajo consigo la ruina total del templo. Sus retablos barrocos y su mobiliario ardieron y su techumbre se vino abajo. Solo permanecieron en pie sus muros centenarios, pero muy dañados. En 1940 da comienzo la reconstrucción de la iglesia según un proyecto del arquitecto Francisco Pérez del Pulgar y Goicoerrotea.Casa La Panera de San Cucao-paneraEl templo se abrió al culto en 1943 y tal como hoy lo vemos es una iglesia de nave única, con capillas adosadas que forman el crucero, y cabecera de planta cuadrada a la que se adosa un local con el muro exterior heptagonal y dependencias a ambos lados. A sus pies hay un pórtico abierto sostenido por dos columnas toscanas y pilares sobre murete, con pavimento de piedra. El pórtico sur, también sostenido por dos columnas toscanas y pilares y asimismo pavimentado en piedra, está parcialmente cerrado y sus ventanales de madera y cristal le dan un aspecto de galería. A él se accede por dos puertas. La fábrica, de mampostería, sillar y ladrillo, está enlucida y se cubre a dos y tres aguas con teja curva sobre cornisa moldurada. Después de la Guerra Civil se levantó a los pies una torre campanario de sección cuadrada, con cruz y óculo en la fachada principal y ventanas pareadas de medio punto en cada lado, con sencillo guardapolvo. El alero está reforzado con mensulillas (canes) y rematado en chapitel y motivo piramidal. En el interior tiene coro de fábrica sobre los pies. La nave cubierta con bóveda de crucería, se divide en tres tramos mediante arcos fajones que se apoyan en pilastras y línea de imposta moldurada. El tercer tramo de la nave corresponde al crucero que se abre a los lados por arcos de medio punto sobre imposta y bóveda de crucería. Las capillas laterales y la capilla mayor también se cubren con bóveda de crucería. Se ilumina con tres ventanas apuntadas con sencillas vidrieras en el muro sur y una en el lado norte. Está pintada de blanco, con detalles decorativos en color piedra, y quedan a la vista los canecillos, rosetones, pilastras y contrafuertes. Destaca en el interior el retablo mayor al que nos referiremos a continuación. Las capillas del crucero cuentan con retablos posteriores a la Guerra Civil. El del lado de la Epístola, o altar de San Antonio, hecho en los talleres ovetenses de Arce, se instaló en 1945 y costó 2.500 pesetas. El del lado del Evangelio, o altar de la Virgen del Rosario, fue regalado en 1948, junto a una imagen de Santa Teresita, por María de la Paz Rodríguez, viuda de Huergo. El coste del retablo y de la imagen ascendió a 7.385 pesetas[1]. El hermoso Vía Crucis, las imágenes de los retablos laterales y de los Sagrados Corazones, así como numerosos objetos destinados al culto fueron donados por devotos feligreses, adquiridos por cuestaciones populares o comprados por la propia parroquia. Después de esta última restauración, cuelgan en la nave dos magníficas y valiosas lámparas de araña, del siglo XIX, adquiridas en un anticuario cántabro. Pero la pieza artística de mayor valor, es, sin duda, el magnífico retablo mayor.En abril de 2010, culminó la restauración integral del templo parroquial. Se hizo realidad un sueño imaginado cuando el año 2009 iniciaba su andadura. El día 2 de mayo, con la celebración de una Eucaristía presidida por el arzobispo de Oviedo, don Jesús Sanz Montes, siendo párroco don José Julio Velasco Bolaño, la iglesia de San Cucao inicia una nueva etapa en su milenaria historia
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